El federalismo mundial es un sistema en el que el gobierno local se ocupa de los problemas locales, el gobierno nacional se ocupa de los problemas nacionales y una nueva capa de gobierno global se ocupa de los problemas globales. A nivel global, habría un parlamento mundial legislativo elegido directamente por ciudadanos globales, un ejecutivo empoderado y un poder judicial independiente. El gobierno global no reemplazaría a las naciones soberanas, trabajaría con ellas y las complementaría, lidiando solo con problemas globales que no se abordan mejor en niveles inferiores.

Necesitamos un federalismo mundial para tomar medidas efectivas sobre problemas globales como el cambio climático, las pandemias, la pobreza y la guerra. La razón por la que actualmente encontramos que estos problemas son tan difíciles de resolver es que manejamos el mundo como una competencia entre naciones, en lugar del interés común de las personas. Los gobiernos nacionales a menudo saben qué curso de acción sería el mejor para la humanidad, pero no pueden tomarlo por temor a debilitar su propia posición en el escenario global. La causa fundamental de este dilema es la soberanía nacional sin restricciones. En una federación mundial, con un gobierno global para asuntos globales, no solo podríamos prevenir y resolver crisis globales, sino que podríamos lanzar proyectos nuevos y ambiciosos. El auge del nacionalismo en todo el mundo puede hacer que parezca imposible lograr una federación mundial, sin embargo, la humanidad no puede seguir viviendo de manera insostenible para siempre. O creamos una gobernanza mundial eficaz o nos arriesgamos a una catástrofe ambiental. Nuestro sistema actual de cooperación internacional se construyó en respuesta a la destrucción de dos guerras mundiales. El objetivo de los Jóvenes Federalistas del Mundo es evitar cometer el mismo error y reformar la gobernanza mundial antes de que la humanidad sufra otra catástrofe.

Sí. Más del cuarenta por ciento de la población mundial vive en naciones federales como Etiopía, Pakistán, México, Alemania y los Estados Unidos. Los procesos de regionalización en todo el mundo, como la Unión Europea, la Comunidad de África Oriental y la Comunidad del Caribe, están desarrollando variaciones novedosas de federación. Las federaciones pueden gobernar diversas culturas, idiomas, religiones y etnias en grandes áreas geográficas mientras abordan con éxito problemas de interés común. En términos de escala, el tamaño de la unidad política ha ido aumentando durante milenios desde el pueblo, la ciudad y la nación; solo queda un pequeño paso hacia el nivel global.

Los federalistas mundiales están de acuerdo en el objetivo de una federación mundial democrática, pero tienen opiniones diferentes sobre qué camino tomar. Dado que no se puede saber de antemano cómo se concretará una federación mundial, esta diversidad de opiniones proporciona flexibilidad y fuerza al movimiento. Los caminos hacia una federación mundial incluyen la reforma de la ONU, la cooperación entre las democracias del mundo, la integración de regiones como la Unión Europea y la Unión de África Oriental, y una democracia global de abajo hacia arriba desde fuera de cualquiera de los sistemas actuales. Reforma de las Naciones Unidas La ONU podría transformarse en una federación mundial a través de la revisión de la Carta de la ONU, ya sea pasando directamente a la revisión de la Carta o con un enfoque incremental que comience con una Asamblea Parlamentaria de la ONU consultiva. Unión de Democracias Las democracias libres podrían formar una unión. Entonces, los países más autocráticos podrían tener incentivos económicos y políticos para unirse a la unión y democratizarse. Un día, esto podría convertirse en una federación mundial. Integración Regional Instituciones regionales como la Unión Europea y la Unión de África Oriental podrían unirse a nivel global. Es probable que el fortalecimiento de las alianzas regionales ayude a promover la federación mundial a medida que las personas toman conciencia de los beneficios de trabajar juntos entre naciones. Democracia mundial de base Se podría crear un parlamento mundial, fuera de la ONU, y con elecciones voluntarias. A medida que creciera la participación en las elecciones, también crecería su legitimidad política, evolucionando eventualmente hasta convertirse en una federación mundial.

La lucha contra la crisis climática y el logro de la sostenibilidad se basan actualmente en tratados internacionales que carecen de aplicabilidad. Es de interés de cada nación no dar el primer paso, porque los pondría en desventaja en la economía mundial. Este enfoque ha demostrado ser ineficaz, como lo demuestran las temperaturas globales en constante aumento y el daño continuo al ecosistema. Solo una gobernanza mundial eficaz y una legislación vinculante pueden limitar las emisiones de gases de efecto invernadero y mantenernos dentro de los límites del planeta.

A pesar de nuestros esfuerzos en el control de armas y la cooperación, las relaciones internacionales todavía se rigen por el principio de la soberanía nacional sin restricciones. Cada Estado se reserva el derecho de perseguir sus propios intereses, incluso a expensas de los demás. Tal comportamiento debería ser tan inaceptable e ilegal entre naciones como lo es entre personas. El federalismo mundial proporcionaría los medios para resolver los conflictos de intereses de manera pacífica y sostenible mediante la aplicación de la ley mundial. La guerra entre naciones para explotar a los vecinos se volvería tan impensable como la guerra entre Texas y Wisconsin, Baviera y Sajonia, o Tamil Nadu y Rajasthan.

Según el Índice de Paz Global 2020, la violencia le cuesta al mundo más de una décima parte de la producción económica anual. Además, un mosaico desigual de leyes fiscales incentiva a las empresas a explotar lagunas legales y paraísos fiscales solo para seguir siendo competitivas en una economía globalizada. Con menos gasto militar y un sistema justo de impuestos globales, habría dinero más que suficiente para brindar igualdad de oportunidades a todos.

Un sistema de cooperación global permitiría financiar proyectos que impulsen a la humanidad hacia adelante en su conjunto. La exploración espacial, la investigación médica, el intercambio cultural y el desarrollo económico podrían beneficiarse de la legislación mundial vinculante, la gobernanza democrática eficaz y el sentido compartido de humanidad que proporcionaría una federación mundial.

tiranía La idea de un gobierno mundial genera temores de tiranía global. Como federalistas mundiales, no estamos abogando por un gobierno mundial unitario con el poder de abolir naciones y administrar todos los asuntos centralmente. Más bien, para contrarrestar el riesgo de un gobierno global tiránico, abogamos por que los países mantengan la soberanía sobre los asuntos nacionales y trabajen juntos en asuntos globales dentro de una federación mundial. Además, las democracias maduras han aprendido a contrarrestar el riesgo de tiranía con la separación de poderes, el estado de derecho y la libertad de prensa, consagrados en las constituciones. Abogamos por las mismas instituciones a nivel mundial. Pérdida de Identidad Nacional Creemos que la identidad nacional se ve amenazada por el hecho de que todas las naciones se ven obligadas a abordar los mismos problemas globales. Si bien defendemos una humanidad unida y democrática para abordar los problemas globales, el federalismo garantiza que las naciones sean libres de concentrarse en sus propias identidades, problemas y soluciones nacionales. No existe tensión entre la identidad nacional para asuntos nacionales y la identidad global para asuntos globales. Nota Si bien la gobernanza nunca puede estar libre de riesgos, la ausencia de un gobierno global plantea un riesgo mucho mayor para la existencia pacífica y sostenible de la vida humana en la Tierra.

Las Naciones Unidas es una organización internacional, no un gobierno, que busca mejorar la cooperación entre países competidores en un escenario global caótico. Proporciona un foro para que los países discutan problemas, pero hay varias características de diseño deliberadas que impiden que proporcione una gobernanza efectiva: - Los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU pueden, y regularmente lo hacen, usar sus poderes de veto para evitar que se tomen medidas. - La Asamblea General de la ONU no puede aprobar legislación vinculante y no tiene ningún mecanismo para hacer cumplir las resoluciones. - La ONU no tiene una separación expresa de poderes (es decir, legislativo, ejecutivo, judicial). Votación basada en el principio “una nación, un voto” en lugar de “una persona, un voto”. - Los miembros de la ONU son naciones, no ciudadanos, y las personas no tienen forma de participar directamente en el proceso de toma de decisiones. Estos defectos de diseño crean una ONU en la que los países tienen la última palabra. Esto hace que sea casi imposible tomar medidas coordinadas sobre problemas apremiantes, como el cambio climático, las pandemias, la pobreza y la guerra. Sin embargo, en una federación mundial, los estados miembros y los ciudadanos estarían sujetos a leyes mundiales vinculantes, formuladas por un parlamento mundial que representa a la humanidad.

YWF deliberadamente no toma una posición de izquierda, derecha o centro. Abogamos por un parlamento mundial para debatir ideas y soluciones a problemas globales, no por una decisión en particular que ese organismo pueda tomar. Esperamos un animado debate mundial sobre temas globales de personas de todos los lados del espectro político. Los miembros de YWF tienen diversos puntos de vista sobre casi todos los temas, además del federalismo mundial. Nuestra membresía incluye conservadores, socialistas, liberales y muchos otros. Debatimos temas entre nosotros vigorosamente, pero nos mantenemos unidos en nuestra defensa de un gobierno federal global y democrático.

Creemos que toda persona tiene derechos inherentes, dignidad inviolable y la responsabilidad de actuar en solidaridad con la humanidad. Los países autoritarios a menudo explotan su derecho a la soberanía en el sistema internacional para discriminar a las minorías dentro de sus fronteras, maltratar a los migrantes que intentan cruzarlas y ejercer una influencia indebida más allá de ellas con impunidad. La democracia global es crucial para dar voz a los oprimidos, sin importar su situación dentro de su propio país, su país anfitrión o los intereses de los gobiernos autoritarios. Para que una federación mundial democrática funcione, todos los constituyentes de la comunidad global deben practicar la gobernabilidad democrática. La democratización de los países autoritarios y las democracias defectuosas debería proceder en paralelo con la creación de una democracia global y se beneficiaría de ella.